domingo, 2 de febrero de 2014

LA VENTANA INDISCRETA

¡Qué bueno era el director de cine Alfred Hitchcock reflejando las debilidades humanas en sus películas! Un buen ejemplo es la ventana indiscreta, película en la que el protagonista postrado temporalmente en una silla de ruedas por causa de un accidente, decide “matar el tiempo” observando a sus vecinos de patio con un telescopio. No podemos negar que en mayor o menor grado, nos pica la curiosidad por la vida ajena o coloquialmente llamado “cotilleo”.


Hoy en día ha cambiado la manera de cotillear; existen los programas y concursos televisivos en los que los invitados y concursantes sacan sus “trapos sucios”. También, las nuevas tecnologías facilitan la labor por medio de las redes sociales como facebook, tecleando el nombre de tu ex-novio o vecino del 5º junto a facebook en google ... Los que saben mucho de estas “peculiaridades humanas” son los publicistas, no olvidemos que en ciertos canales los programas solo llegan a ser el envoltorio de una publicidad que genera muchos beneficios económicos, y no podemos negar que la tele educa para bien o para mal y el todo vale tiene unas consecuencias que parece que los directivos de ciertas cadenas no quieren ver.

Pero, la pregunta sería ¿Por qué nos gusta el cotilleo, el saber de las vidas ajenas?


Hay varias razones:
- Según estudios realizados, el acto de cotillear en grupo hace que bajen los niveles de estrés y ansiedad debido al aumento de dos hormonas: una es la progesterona también relacionada con el vinculo social y la ayuda al prójimo y otra es la endorfina también llamada hormona de la felicidad.

Además el “ver” los problemas ajenos, hace que de alguna manera desconectes de los tuyos o no te parezcan tan graves, ¿Os suena la frase “los ricos también lloran”?

- Otros estudios, de corte antropológico, dicen que el cotilleo crítico fue y todavía es una herramienta importante a la hora de controlar el comportamiento social y definir la pertenencia a un grupo determinado, político, religioso...
- Por otro lado no olvidemos que los humanos somos curiosos por naturaleza, y si no, que se lo pregunten a la cantidad de jubilados mirando las obras que se realizan en la calle... y ¡qué sería de la humanidad sin científicos curiosos!

Aprender de los errores ajenos, ¡muy importante! y de cómo otras personas resuelven sus problemas, centrándonos más en el problema y menos en la emoción que nos produce. Un buen ejemplo sería el caso de las mujeres maltratadas que animan a denunciar a sus maltratadores y a salir adelante.

- Punto de Voyeur que tenemos en mayor o menor medida, hace que en consecuencia programas como Gran Hermano tengan tantos adeptos.


En conclusión, no lo podemos negar...hay un pequeño cotilla en nuestro interior y depende de ti cómo lo utilices: si para desconectar un rato de la rutina, aprender de los errores y aciertos de los demás o para realizar un cotilleo destructivo sacando lo peor de uno mismo, sin enriquecerse para nada.

¿Dime de qué te gusta cotillear y te diré quién eres?



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